Antes de empezar a contar la historia y ejecución de mi maqueta quiero agradecer a unas cuantas personas la inestimable ayuda sin la cual esto no podía haber sido posible. Unos por ayudarme en la ejecución y otros a enseñarme a realizar cosas que yo no sabía como hacerlas.
En primer lugar a mi mujer, pues ella siempre me ha tenido que aguantar interminables horas en algo que no es su afición.
Ella ha puesto también su granito de arena al avituallarnos con buenas viandas y bebidas en las largas faenas de trabajo en la maqueta.
A Frits Ostherntun, en el que me he inspirado como aprendiz de un maestro. Sin él, mi imaginación no habría sido capaz de realizar un trazado y una decoración para mí, ideal.
A Iñaki Sanchez, un buen amigo, amante del ferrocarril y de otras cosas, con el que he ido compartiendo ratos de ocio, charlas de trenes y como no, su imprescindible ayuda en la talla de las rocas de la maqueta. Él me ha enseñado a pintar, y a utilizar la técnica de tierras y pasta con la que decorar la máqueta. Es también autor de varias de las casas de la maqueta y ha sido mi mano derecha en muchos ratos al frente de ella.
A Albert Tura, otro buen amigo, Barcelonés, que me abrió los ojos en la época I, autor de mi panel de mandos, perfectamente realizado. Él también me ha ayudado a vender material de otras épocas y conseguirme una buena parte de mi material que ya estaba descatalogado. Con él también he pasado muchas horas al teléfono asesorandome en la ejecución de la maqueta.
A Miguel Lasa, otro amigo, cuya profesión es construir maquetas ferroviarias, y patinado de vías y material ferroviario. Él ha dado vida a la vía, patinando los railes haciendo que la maqueta no parezca un simple juguete. El también es el autor de los árboles de la maqueta.
A mi amigo Santos que como buen metalista colocó en la estructura metálica la bandeja para albergar el panel de mandos.
A mi amigo Santos que como buen metalista colocó en la estructura metálica la bandeja para albergar el panel de mandos.
A Nacho, dueño de la tienda Kits de Zaragoza, del cual soy cliente desde hace muchos años, y también amigo. Él siempre me tiene reservado puntualmente, el material rodante que llega como novedad.
A Pedro Valero, que me enseñó a entender los esquemas eléctricos para que los desvíos cambiasen en cadena.
A todos mis amigos, que me han aguantado mis conversaciones ferroviarias y me han alentado, dándome siempre ánimos.
Al resto de amigos ferroviarios...Amigos de Anaf, de los encuentros de módulos..., que aunque no tienen los mismos gustos ferroviarios, ellos también me han aguantado mis gustos por la época I alemana.
¡¡¡GRACIAS A TODOS!!!